Hay momentos malos, que duelen y nos hacen pensar en dejarlo todo, que nada vale la pena. Pero otros mementos nos hacen seguir adelante. En esos momentos me siento como cuando llego a la cima de una colina, justo
antes de abrir los brazos y dejarme ir, bajar la colina saltando y
tropezando, con el sol en la cara, sin siquiera tratar de moverme, solo
dejando que la gravedad tire de mí. Emocionada, sin aliento, esperando
la caída. B-.
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